Así lo expresó el arzobispo de Bogotá y primado de Colombia, monseñor Luis José Rueda Aparicio, quien recordó, además, tres momentos significativos en el inicio de este año que marcarán el caminar de la Iglesia católica: la Jornada Mundial de la Paz, la solemnidad de Santa María, Madre de Dios, y la proclamación hecha por el papa Francisco del ‘Año de San José’.

Jornada Mundial de la Paz
Cada año, el primer día del mes de enero, la Iglesia celebra la Jornada Mundial de la Paz, que para esta ocasión el Papa Francisco ha propuesto como tema: “La cultura del cuidado como camino de paz”. Al respecto, el prelado animó a interiorizar este mensaje, agregando que la paz es una tarea y un don que cada persona recibe de Dios y que se debe asumir con responsabilidad.

Que este sea un año para luchar, para trabajar por la paz que empieza en nuestro corazón y continúa siendo vivida en la familia y en la sociedad (…) que sea un año para construir relaciones de paz en Dios con la fuerza del Espíritu Santo”, apuntó.

Solemnidad de la Santísima Virgen
Monseñor Rueda Aparicio observó que este primero de enero la Iglesia católica celebra la solemnidad de la Santa María, Madre de Dios, una de las fiestas marianas más antiguas que se conoce en Occidente. Ante esto, el prelado pidió comenzar el año bajo el amparo de María, como protectora de toda la humanidad.

Con el Concilio de Éfeso, se reconoce que la santísima Virgen María es madre de Dios y madre del Salvador (…) Hoy celebramos que María es la elegida para ser la madre del Salvador, para ser madre de Dios porque Cristo Jesús es hombre verdadero y es Dios verdadero”, afirmó.

Año de san José
La Iglesia universal convocó al ‘Año de San José‘, que inició el pasado 8 de diciembre y se extenderá hasta el 8 de diciembre del 2021. Frente a esta invitación hecha por el papa Francisco, monseñor Rueda destacó tres características importantes que marcan la figura de José, esposo de María.

Fidelidad. Para vivirla con Dios y en las relaciones familiares.
Silencio. San José es el hombre del silencio. Él no hablaba mucho, pero estuvo dispuesto a acompañar a la Virgen María y al niño Jesús, es decir, a cumplir la voluntad de Dios. Él en el silencio realiza la obra de Dios.
Trabajo. San José es hombre del trabajo, el trabajo lo santifica. Ante este último punto, el prelado recordó a tantas personas que hoy se encuentran sin empleo y les exhortó a pedir la intercesión de san José, para la consecución de un trabajo digno y poder llevar así el sustento diario a la familia. 

Fuente: Conferencia Episcopal de Colombia