7 de Septiembre.

Santa Regina es una virgen mártir gala (hoy Francia) que, pese a no ser muy conocida fuera de su culto particular, está presente en muchas representaciones artísticas. El nombre Regina significa “reina” en latín, por ello es llamada por los franceses Sainte Reine. Fue hija de un ciudadano pagano de Alise llamado Clemente, en el Condado de Borgoña. Su madre falleció al dar la luz y por ello Regina fue entregada a una nodriza cristiana que la educó en la fe y la bautizó. Cuando creció su belleza atrajo las miradas de un prefecto llamado Olibrio, que al saber que era de alcurnia, quiso casarse con ella. Ella se negó pese a que su padre intentó convencerla.

El prefecto, al enterarse que era cristiana mandó a encerrarla en una prisión. La interrogó un par de veces y descubrió que la muchacha no renunciaría a Cristo, a quien había consagrado su virginidad. Una de aquellas noches, recibió en su calabozo el consuelo de una visión de la cruz al tiempo que una voz le decía que su liberación estaba próxima. Al otro día, Olibrio ordenó que fuera torturada de nuevo y que fuera decapitada después. Según las Actas, el 7 de septiembre del año 251 fue ejecutada. La tradición detalla que en aquel momento apareció una paloma blanquísima que causó la conversión de muchos de los presentes. La iconografía de la mártir la representa con la palma de triunfo en las manos, el hacha o espada con que fue decapitada y, más a menudo, portando las cadenas que la aprisionaron y que son veneradas en Flavigny. A veces aparece una paloma suspendida sobre su cabeza en alusión al Espíritu Santo que descendió sobre ella o con una oveja a su lado, aludiendo a su oficio de pastora.